Cinco claves para pensar un jardín: ¿Qué tengo que tener en cuenta?
Verónica Boltshauser, ingeniera agrónoma que desde el Alto Valle de Río Negro incluye en su actividad el diseño del paisaje, propone pensar el jardín como un ambiente más de la casa. ¿Qué nos gustaría ver cuando miramos hacia afuera? Aquí, sus consejos para pensar la respuesta.
Diseñar un jardín no debería ser una tarea secundaria, sino una parte esencial del proceso de pensar nuestra casa. A veces ponemos toda la atención en la arquitectura, en el interior, en los colores de las paredes, los muebles y la iluminación, pero dejamos para “más adelante” todo lo que rodea la vivienda. Y sin embargo, ese “afuera” es lo que vemos desde las ventanas, lo que nos conecta con la naturaleza y con muchas de nuestras emociones y recuerdos.
1. El jardín como parte de la casa
Hoy en día, las casas se diseñan cada vez más integrando interior y exterior: grandes ventanales, galerías, patios internos. Entonces, si vamos a mirar hacia afuera, ¿qué nos gustaría ver? ¿Qué sensaciones queremos que nos transmitan esas vistas?
Tenemos incorporado culturalmente que el jardín es un espacio con césped y tal vez una pileta, pero podemos enriquecerlo, agregando elementos, que lo conviertan en un refugio sumando otras texturas, colores y/o aromas. Por ejemplo el aroma también puede conectarnos con nuestros recuerdos, como ese jazmín que nos lleva a la casa de una abuela o el perfume de lavanda que nos recuerda unas lindas vacaciones.
Más allá de las sensaciones que queremos que nos transmita, tenemos también que pensar en las cuestiones prácticas. ¿Quiénes y cómo vamos a utilizar ese espacio? ¿Hay niños en la casa? ¿Tenemos mascotas? ¿Querés un rincón tranquilo?

Tomarse un tiempo para imaginar qué queremos sentir cuando estemos allí y el uso que le vamos a dar es el primer paso para un buen diseño.
2. Un espacio para habitar
El jardín también es el primer y más inmediato contacto con la naturaleza. Por eso, es lindo pensar en él como un lugar vivo, donde podamos atraer mariposas, escuchar pájaros, sentarnos a leer o a contemplar. También puede ser un espacio para encontrarse con la memoria: ¿qué plantas te gustaban en tu infancia? ¿Qué árboles te impresionaron en algún viaje? Todo eso puede formar parte de tu jardín.

Podes crear un espacio con un árbol donde podamos leer bajo su sombra y además nos vaya marcando el cambio de las estaciones, a través del año: flores, hojas, hojas amarillas y árbol “pelado”.
3. El contexto: ¿dónde está tu jardín?
Cada jardín está anclado a un lugar geográfico, y eso condiciona —y enriquece— lo que podemos hacer. Si estamos en la Patagonia, tenemos climas fríos, heladas, vientos, y eso define qué especies podemos elegir. Tal vez algunas plantas tropicales funcionen sólo como plantas de interior. Pero también tenemos acceso a riego, y eso amplía las posibilidades, sobre todo si jugamos con colores, formas, texturas, y aromas.

Además, es fundamental observar la orientación: ¿dónde da el sol durante el día? ¿Hay medianeras altas que proyectan sombra? Hay especies que requieren sol pleno y otras que se desarrollan mejor a la sombra. Ubicar las plantas según estos patrones naturales es clave para que prosperen.
4. Luces, sombras y paisaje prestado
Una planta bien ubicada puede transformar la luz: filtrar los rayos del sol del oeste, proyectar una sombra suave, o enmarcar un atardecer. Diseñar el jardín también es jugar con esos efectos.
Y no olvidemos algo importante: el entorno que ya existe fuera de nuestro terreno. ¿Hay árboles en la calle que podríamos “integrar” visualmente? ¿Un edificio que queremos ocultar con alguna pantalla verde? A eso se lo llama “paisaje prestado” y puede ayudarnos a enriquecer lo que vemos y sentimos desde el jardín.
5. Suelo y agua
Finalmente, no podemos dejar de lado lo más técnico: ¿cómo es el suelo? ¿Es profundo o pedregoso? ¿Hay napa cerca? ¿vamos a regar manualmente o lo vamos a tener automatizado? ¿qué característica tiene el agua de riego? Estas condiciones van a orientar las especies que elijamos.
También conviene pensar el jardín en armonía con la estética de la casa: ¿es una casa moderna? ¿rústica? ¿de líneas simples o más tradicional?
Me gusta pensar el jardín como un ambiente más de la casa. Y como con esos ambientes los vamos “redecorando” con los cambios de necesidades y usos. Tal vez en un momento el jardín tenga un arenero, más adelante se transforme en un cantero, y con el tiempo, en un espacio de descanso. Lo interesante es que el jardín puede ir cambiando con nosotros, acompañando nuestros ciclos y nuestras necesidades.
Mini bío
Verónica Boltshauser es ingeniera agrónoma y desde el Alto Valle de Río Negro, combina su actividad profesional entre chacras y jardines, entre buenas prácticas agrícolas y diseño del paisaje.
Contacto: [email protected]
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