Ruta 22, la vergüenza compartida de los gobiernos que nos fallaron
Javier Alberto Genoud, DNI 17.506.130
GENERAL ROCA
A los presidentes que pasaron y al que hoy gobierna, a los ministros que firmaron y nunca ejecutaron, a los gobernadores, senadores e intendentes que miran para otro lado: la Ruta Nacional 22 no solo está rota. Está abandonada por una clase política que, elección tras elección, se llenó la boca con promesas que jamás cumplió.
Desde el kirchnerismo, con anuncios de autovía que quedaron en papeles y discursos, pasando por el macrismo, que frenó obras y tercerizó la culpa, hasta llegar al actual gobierno de Javier Milei, que vino a “terminar con la casta” pero decidió directamente dejar de invertir en infraestructura básica, lo único que hemos recibido son excusas, mentiras y desidia. Los vecinos de Río Negro y Neuquén no necesitamos que nos expliquen lo que ya sabemos: que no les importa.
Que la Patagonia solo existe para ustedes cuando hay campaña, petróleo o regalías. Que la Ruta 22 se convirtió en el símbolo más claro del desprecio institucional hacia el interior productivo. El kirchnerismo habló de federalismo y firmó contratos millonarios para duplicar carriles. ¿Resultado? Tramos eternamente en obra y otros que nunca empezaron.
El macrismo prometió eficiencia, pero lo primero que ajustó fueron las rutas del sur. El peronismo volvió, y con él los cartelones anunciando inicios que no se concretan. Y ahora Milei, en nombre de una “libertad” que solo entienden los números, decidió paralizar absolutamente todo, dejando a la Ruta 22 como un campo de batalla entre autos, camiones y la muerte.
Los gobernadores también tienen lo suyo. Todos han hecho silencio cuando convenía, y se indignaron solo cuando era políticamente rentable. En Neuquén y Río Negro se turnaron en la complicidad, sin exigir jamás con firmeza lo que la región merece. No hay partido que quede fuera de esta responsabilidad compartida. Hoy no escribo para pedir.
Escribo para acusar. Para decirles en la cara que mienten, que nos usaron y que juegan con vidas mientras se protegen con fueros y discursos. Que cada muerte en la Ruta 22 (cada joven, trabajador, madre o abuelo que no llegó a destino) tiene detrás una firma, una omisión, un voto levantado o una licitación parada. La Ruta 22 debería ser una autovía moderna, segura, iluminada.
Es 2025. Y aún tenemos tramos con un solo carril, banquinas de tierra, y carteles oxidados de obras que nunca llegaron. Es una vergüenza nacional. Y ustedes son los responsables. Queremos obras, soluciones y respeto. Firmemos esta petición en Change.org
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