El libro que rescata a las mujeres que transformaron la ciencia argentina

Fueron 16 naturalistas e investigadoras que desafiaron adversidades e hicieron estudios clave sobre las arañas o los tiburones y exploraron la Patagonia y la Antártida.

Cerca de las costas de la Argentina viven 55 especies de tiburones, y Elvira Mariana Siccardi fue una de las primeras en aportar conocimientos sobre ellos. Gabriela Hässel fue la botánica que recorrió desde Jujuy hasta la Patagonia para describir las especies de plantas hepáticas que habitan en el país. Noemí Cattoi fue una paleontóloga que trabajó con mamíferos fósiles, tortugas y aves del pasado.

Además, existieron “Las cuatro de Melchior”, que fueron el grupo de investigadoras, Irene María Bernasconi, María Adela Caría, Elena Dolores Martínez Fontes y Carmen Pujals, que cambiaron la historia de la ciencia argentina en la Antártida: fueron las primeras mujeres del país que realizaron una campaña científica en el continente blanco.

Todas ellas y otras más trabajaron en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Capital Federal. Recientemente, trabajadoras actuales decidieron rescatar la historia de 16 pioneras de la institución. Fueron naturalistas y científicas que desafiaron los mandatos sociales de principios del siglo pasado, un momento en el que la ciencia no era un ámbito propicio para las mujeres.

«Naturalistas. Historias de mujeres científicas, talentosas y rebeldes» es un libro de 281 páginas publicado por la editorial El Ateneo, en el que ocho autoras reúnen biografías, anécdotas y relatos invisibilizados de mujeres que abrieron un camino de investigación o que incluso, dieron comienzo y ordenaron colecciones que, al día de hoy, se consultan.

La idea del libro nació en 2018 cuando el grupo de trabajadoras del museo se reunió con la idea de pensar un 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) distinto. Alguien pensó en la poca información respecto a las primeras científicas del museo.

Las historias de 16 investigadoras y sus contribuciones fueron recuperadas en el libro «Naturalistas».

«Los primeros trabajos para mujeres eran como secretarias, ayudantes o en el área de botánica. Las que llegaban no buscaban la gloria de mostrarse. Fue un trabajo sumamente invisibilizado durante mucho tiempo y, poco a poco, nos encontramos con muchas eminencias», indicó a Diario RIO NEGRO Laura Edith Cruz, bióloga, investigadora del Conicet y una de las autoras de «Naturalistas».

A medida que se iban encontrando con diversas historias, las seducía más y más el trabajo de investigación basado no en la actividad académica de las mujeres sino en sus historias de vida.

Durante el primer ciclo se rindió un homenaje a las «Las cuatro de Melchior», que fueron las primeras científicas argentinas en realizar trabajo de campo en una base de la Antártida entre 1968 y 1969. Allí armaron un laboratorio y tomaron muestras a lo largo de casi tres meses. Tres de ellas promediaban los cincuenta años, mientras que Bernasconi transitaba sus 72 años. Esta mujer trabajó en el museo desde 1921 hasta 1986, casi una vida.

La pionera en estudio de sedimentos

También siguió un tributo a María Clara Etchichury, la primera geóloga mujer y pionera en el campo de la sedimentología. Con solo 25 años, cursaba el último año de la carrera del Doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, cuando ingresó al museo. Si bien estaba abocada al estudio de las rocas duras, fue introduciéndose en el campo de la sedimentología. Siguió trabajando aún estando jubilada. En 2022, sus colegas le festejaron los 100 años y se entregó una placa conmemorativa con su nombre que se colocó en uno de los laboratorios del museo que había sido equipado y acondicionado por ella misma en 1947.

María Clara Etchichury, pionera en sedimentología, transformó su campo con investigacLiones innovadoras.

Se fueron encontrando muchas otras mujeres en diversas áreas como la aracnología, ictiología, botánica e incluso ilustradoras, como Elena Mouchet. Dibujó peces a escala con un fondo de mar que aún hoy se exhibe en el museo. Encontraron la historia de la primera tiburonóloga que estudió por primera vez los tiburones en Argentina. «No la dejaban embarcar porque las mujeres traemos mala suerte. De modo que se iba hasta las playas en Mar del Plata o Quequén y esperaba a las embarcaciones. Por ahí, charlaba con los pesqueros para que les llevaran animales que ella necesitaba para su investigación», comentó Cruz.

Mencionó como, poco a poco, se fueron encontrando con historias que las atrajo. Historias que no se conocían y que permiten acercarse a la ciencia.

La labor de las ocho autoras del libro no fue simple porque no abundaba la información. Las autoras del libro debieron entrevistar a sus familiares, colegas, buscar información por Instagram o Facebook.

«Hicimos toda una investigación del trabajo académico de estas mujeres, pero también de su parte humana. Nos encontramos con el caso de pioneras de las cuales hasta nos costó encontrar fotografías, pese a que habían trabajado más de 50 años en el museo. Quizás encontrábamos una imagen y nos preguntábamos si era ella. O no. Hasta que dábamos con algún nieto y conseguíamos fotos familiares», mencionó Cruz.

La dedicación exclusiva a la ciencia

Contó también que muchas mujeres no tenían hijos y ese dato no llamó la atención. «En esa época, había que dedicarle a la ciencia todo el tiempo posible. Había que ganarse el derecho de piso. Ahora hay todo un viraje más accesible», dijo. Y advirtió que no todas las mujeres podían llegar a desempeñarse en el ámbito científico: «La mayoría fueron profesoras de Ciencias Naturales en el secundario, egresadas del Instituto Joaquín V. González.

Quizás empezaban a concurrir al museo porque alguno de los profesores les ofrecían acercarse y ahí encontraban una veta o tomaban temas que estaban libres y otros no querían agarrar». En este sentido, puso como ejemplo a las aracnólogas.

En 1928 recibieron tarros llenos de arañas para que las clasificaran: «Sucede que nadie se quería dedicar al estudio de las arañas. Pero fueron ellas quienes armaron la colección nacional de arañas del museo y el área de Aracnología es muy importante a nivel mundial. Eran mujeres muy capacitadas y de hecho, un brasileño que era eminencia, considerado el mejor aracnólogo del mundo, las recibió en su laboratorio y les enseñó mucho más».

Quiénes son las autoras y sobre quiénes escribieron

Las ocho autoras del libro son Laura de Cabo, Laura Chornogubsky, Daiana Ferraro, Carolina Panti, Julia D’Angelo, Laura Cruz, Sofía d’Hiriart y Soledad Tancoff.

En tanto, el libro aborda las historias de 16 científicas que marcaron un punto de inflexión como Frene Bernasconi, Carmen Pujals, Angela Vezzetti, María Luisa Marin, María Adela Caria, Elena Mouchet, Noemi Cattoi, Gabriela Hassel de Menéndez, María Elena Galiano, Carlota Carl de Donterberg, Elena Dolores Martinez Fontes, Claudina Abella de López, Elvira Siccardi, Evangelina Sánchez, Rita Schiapelli y Berta Gerschman de Pikelin.

¿Tenés una historia para contar? Escribínos:



    Cerca de las costas de la Argentina viven 55 especies de tiburones, y Elvira Mariana Siccardi fue una de las primeras en aportar conocimientos sobre ellos. Gabriela Hässel fue la botánica que recorrió desde Jujuy hasta la Patagonia para describir las especies de plantas hepáticas que habitan en el país. Noemí Cattoi fue una paleontóloga que trabajó con mamíferos fósiles, tortugas y aves del pasado.

    Registrate gratis

    Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

    Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
    Certificado según norma CWA 17493
    Journalism Trust Initiative
    Nuestras directrices editoriales
    <span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

    Formá parte de nuestra comunidad de lectores

    Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

    Quiero mi suscripción

    Comentarios

    OSZAR »