¡No las tires!: cinco formas de reutilizar las cáscaras de palta en casa y en tu piel
Una aliada inesperada para el jardín, la cosmética natural y la sostenibilidad cotidiana. Mirá todos los beneficios.
La palta no solo es un superalimento por su contenido en grasas saludables, fibra y antioxidantes. También lo es por lo que normalmente descartamos: su cáscara, esa piel rugosa que suele terminar en la basura, tiene propiedades que pueden aprovecharse en el hogar y en rutinas de cuidado personal.
Con un poco de creatividad y conciencia ecológica, estas cáscaras se convierten en un recurso versátil y natural. A continuación, cinco usos que probablemente no conocías.
1. Fertilizante para compost

Las cáscaras de palta se descomponen lentamente, pero son una excelente fuente de nutrientes orgánicos para alimentar el compost. Solo tenés que cortarlas en pedacitos antes de agregarlas para facilitar su integración y enriquecer la mezcla con potasio y antioxidantes naturales.
2. Mini macetas biodegradables
Si estás germinando semillas, podés usar las mitades vacías como pequeñas macetas. Son biodegradables, retienen bien la humedad y al sembrarlas directamente en la tierra, se integran al suelo como materia orgánica.
3. Exfoliante para la piel
La parte interna de la cáscara tiene una textura suave que permite exfoliar la piel delicadamente. Basta con frotarla en el rostro o manos con movimientos circulares. Además de remover células muertas, deja una capa de aceites naturales hidratantes.
4. Tinte vegetal casero
Hervir las cáscaras durante 30 a 40 minutos genera un tinte natural que puede usarse para teñir telas, lanas o papel. El resultado es un tono rosado o marrón claro, según el tiempo de cocción y el material utilizado.
5. Popurrí aromático
Una vez secas, podés triturarlas y mezclarlas con hierbas como lavanda, menta o romero. Así obtenés un ambientador natural que perfuma cajones, armarios o rincones del hogar, sin químicos ni residuos.
Reutilizar es cuidar. Incorporar pequeños gestos sostenibles como este no solo reduce el desperdicio, sino que también conecta con una forma más consciente y natural de habitar nuestro entorno.
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