«¡Me mandé una macana!», dijo el poblador imputado de un homicidio, en un campo cerca del paraje Villa Llanquín: no quedó detenido

El crimen ocurrió el domingo a la noche en un campo del paraje Pipilcura. El juez admitió los cargos contra el imputado pero no lo impuso prisión preventiva.

La noche transcurría sin novedades en el destacamento policial del paraje Villa Llanquín hasta que un poblador irrumpió en el lugar. “¡Le voy a entregar a un asesino!”, le dijo al policía, que se preparaba para una larga y fría madrugada. El empleado policial lo miró desconcertado. Y siguió las indicaciones del hombre y salió a la calle a ver qué pasaba. Allí, reconoció a Carlos Argentino Sandoval, que estaba sentado al volante de su vehículo. “¡Me mandé una macana”, expresó, apesadumbrado, el hombre.

Después, policías del destacamento de Villa Llanquín y de la comisaría de Dina Huapi recorrieron lo casi 14 kilómetros de distancia por el camino vecinal hasta el campo de Sandoval, ubicado en el sector conocido como paraje Pilpicura. Allí, hallaron muerto a Diego Manuel Sixto, a 20 metros de la tranquera. El hombre tenía un disparo que le había destrozado el rostro.

El fiscal Gerardo Miranda relató este martes la dramática secuencia cuando formuló los cargos contra Sandoval por el homicidio de Sixto, perpetrado entre la noche del domingo y la primera hora de la madrugada del lunes. La audiencia se hizo en los Tribunales de Bariloche.

Miranda dijo que el domingo un grupo de ocho pobladores fue a ayudarlo a Sandoval, que vive solo, a juntar a unas yeguarizas que tenía dispersas por el campo.

El juez de garantías de Bariloche Ricardo Calcagno admitió los cargos formulados por la fiscalía contra el imputado. (foto Alfredo Leiva)

La posible causa de la pelea


Comenzaron a la mañana a buscar los animales y finalizaron por la tarde. Tras la jornada agotadora, Sandoval invitó a Sixto y a otro poblador a comer. Durante la cena bebieron cervezas y vinos y se originó una discusión en relación a ¿quién era mejor amansador? La discusión se convirtió en pelea y Sandoval echó de su casa a Sixto.

El hombre salió, subió a su caballo para irse, pero Sandoval salió detrás. En la tranquera volvieron a discutir y Sixto le pegó con un rebenque en un brazo al dueño del campo, según indicó el fiscal.

Sandoval regresó a su casa y fue hasta la habitación, donde tenía una escopeta cargada y salió en busca de Sixto. Cuando llegó a la tranquera, según el fiscal, el imputado le apuntó a la cabeza y disparó.

El cartucho impactó en el rostro de la víctima y los 65 perdigones de plomo se esparcieron por su cráneo y otras parte de su humanidad. Minutos después, Sixto murió por la grave hemorragia. Tenía 44 años. Todo ocurrió ante la mirada del poblador que había compartido la cena con la víctima y el victimario.

El fiscal calificó el hecho atribuido al acusado como un homicidio agravado por el uso de un arma. Sostuvo los cargos con el acta de procedimiento policial, los informes del gabinete de Criminalística, del médico forense que hizo la autopsia y, sobre todo, con la declaración del testigo que observó el homicidio.

Carlos Argentino Sandoval, de 71 años, optó por permanecer en silencio en la audiencia que se hizo este martes en Bariloche. (foto Alfredo Leiva)

No admitieron el pedido de prisión preventiva


Fue el poblador que persuadió a Sandoval de que se presente en el destacamento policial y se entregara. Miranda pidió cuatro meses de plazo para completar la investigación.

Sandoval, de 71 años, escuchaba al fiscal sin decir una palabra. Solo observaba con los brazos cruzados. “¿Entendió cuál es el hecho que le imputan?”, le preguntó el juez de garantías Ricardo Calcagno al imputado, que asintió con la cabeza.

La defensora oficial Blanca Alderete no se opuso ni a los cargos ni al plazo de investigación solicitado por la fiscalía.

Miranda, junto a la fiscal adjunta Mariana Lascano, pidió al juez que le imponga cuatro meses de prisión preventiva al imputado, porque advirtió que podía entorpecer la investigación. Dijo que podía presionar a los testigos.

La defensa se opuso. Afirmó que el acusado se entregó en forma voluntaria. Y mencionaron que así se constató en el acta de procedimiento policial. Pusieron en duda de que el testigo haya sido el que lo obligó a Sandoval a entregarse.

De hecho, observaron que el imputado manejó en su propio auto hasta el destacamento policial. Destacaron que no puede entorpecer la investigación porque solo quedan pendientes pericias y que el testigo principal ya declaró en la fiscalía.

Propusieron que se le imponga al imputado permanecer en Bariloche, fijar domicilio donde vive uno de sus hijos, y que se le coloque un dispositivo electrónico para controlar que no salga del ejido municipal.

El juez desestimó la prisión preventiva y aceptó la propuesta de la defensa. Mientras se gestiona la pulsera electrónica, el imputado permanecerá detenido en la comisaría de Dina Huapi.


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

OSZAR »