Alarma en Río Negro por cambios en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares
Hasta ahora, las distintas federaciones de bibliotecas del interior del país aportaban un representante a fin de participar en los encuentros donde se definían políticas públicas. Preocupa una reestructuración que afecta la modalidad de trabajo.
La Federación de Bibliotecas Populares de Río Negro manifestó su preocupación por las reformas anunciadas por el gobierno nacional que afectan directamente a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).
«La conversión de su comisión asesora en un consejo ad honorem, junto con otras medidas de centralización y reducción de estructuras participativas, implica un retroceso en la construcción federal y democrática de políticas culturales«, plantearon desde la institución de Río Negro.
Si bien valoraron «la continuidad del fondo de financiamiento previsto por ley«, alertaron que «la ausencia de un diálogo federal genuino puede derivar en el vaciamiento progresivo del contenido de las políticas culturales».
Mariana Giachino, vicepresidenta de la Federación de Bibliotecas Populares de Río Negro, comentó que durante la participación en la Feria del Libro en Buenos Aires se conoció que la Conabip pasará a ser una dirección del Ministerio de Cultura.
«Esa reestructuración modifica el escenario de trabajo. Hasta ahora, las distintas federaciones de bibliotecas del interior del país podían sumar un representante que era rotativo y participaba en los encuentros para el desarrollo de políticas públicas«, especificó Giachino que preside la Biblioteca Popular Sarmiento en Bariloche.
Agregó que este cambio «rompe la participación de las bibliotecas en la toma de decisiones culturales. Lo que se está solicitando es que se garanticen esos espacios de participación porque hacen al valor de las bibliotecas populares».
Insistió en que la nueva medida no redunda en un recorte presupuestario aunque consideraron «clave sostener los espacios de trabajo participativo».
Las bibliotecas populares son asociaciones sin fines de lucro que tienen como rol la promoción de la lectura. Están conformadas por vecinos que ofrecen un servicio público, a partir de una cuota social. «Al conformarte como asociación hay que presentar documentación, se exigen asociados mínimos y una cantidad de libros, hay que capacitar a los bibliotecarios y acompañar los distintos procesos de desarrollo cultural que se puedan llevar adelante», manifestó Giachino.
Río Negro tiene 75 bibliotecas populares, a las que se suman las bibliotecas escolares y municipales. Este número se ha mantenido estable y, en el último tiempo, varias han logrado recomponer su situación, planteó Giachino. «Las bibliotecas populares son un fiel reflejo de nuestras propias sociedades. Surgen nuevos barrios, realidades y eso lleva a que algún vecino decida conformar una biblioteca para acompañar y sostener el desarrollo identitario y cultural de ese barrio», dijo.
Valoró que Río Negro «tiene una representatividad interesante» en cuanto a bibliotecas populares: «Muestra una sociedad en busca de permanente crecimiento. Con una necesidad de construir una identidad cultural o social. Una biblioteca popular es un espacio abierto que brinda la seguridad de instalarte y perderte en esos mundos imaginarios que abre la lectura y permite una nueva realidad».
La Federación de Bibliotecas Populares de Río Negro manifestó su preocupación por las reformas anunciadas por el gobierno nacional que afectan directamente a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).
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