Alejandra Heis, la fotógrafa que conquistó el mundo: la historia detrás de la imagen de la Vía Láctea

Seleccionada por Capture the Atlas por una de las mejores fotos nocturnas del año en Salinas Grandes (Jujuy), Alejandra viaja por el país en busca de nuevas postales. La Patagonia, dice, es un lugar al que siempre quiere volver.

Fotografía quiere decir escribir con luz. Pero ¿qué pasa cuando la luz no está? ¿Cómo se escribe en la noche? ¿Qué vemos en la oscuridad? ¿Qué vio Alejandra Heis cuando en septiembre del año pasado tomó esa foto nocturna de la Vía Láctea en las Salinas Grandes en Jujuy? Esta semana fue noticia porque la imagen fue seleccionada entre las 25 mejores del mundo, por una prestigiosa publicación internacional.

Capture the Atlas es un reconocido blog internacional de viajes y fotografía especializado en paisajes y astrofotografía, fundado por el fotógrafo Dan Zafra. Ofrece contenido educativo, guías prácticas y organiza viajes fotográficos. Su comunidad global supera los 200.000 fotógrafos.

Cada año, publica su selección de las 25 mejores fotografías de la Vía Láctea, destacando imágenes del cielo nocturno tomadas en todo el mundo. Este año, la foto de Alejandra Heis del cielo nocturno en las Salinas Grandes de Jujuy, fue incluida en la lista.

Alejandra Heis, su historia como fotógrafa nocturna


Alejandra (alejandraheis.ph en Instagram) vive en Mar del Plata. A la mañana es empleada en un supermercado donde trabaja como repositora y desde hace ocho años se dedica a la fotografía en forma amateur. Alguien miró sus fotos y le preguntó si no tenía miedo de andar de noche. Ella respondió: «Le tengo miedo a la oscuridad en general. Pero soy valiente y ando siempre acompañada». Tal vez como forma de espantar temores, hace más de tres años eligió concentrarse en hacer fotos nocturnas.

“Cuando empecé me compré una camarita semi profesional para los viajes con la familia porque el teléfono no me alcanzaba, no veía lo que yo quería”, recuerda. Su formación fue autodidacta al principio: “Arranqué aprendiendo por YouTube antes de comprar la cámara, estudiando cómo usarla”. A los seis meses mandó una foto a un concurso de una marca de cámaras fotográficas y se llevó el primer premio: una cámara mucho mejor. «Me dije esto tiene que significar algo”, cuenta. Ese fue el impulso para hacer su primer curso básico de fotografía. El interés por las tomas nocturnas, que hoy son su mayor motivación, llegó después. “A partir de ahí, todo fue por blogs, charlas con fotógrafos, hay una linda comunidad que siempre te ayuda”, destaca.

Apasionada por la fotografía y los paisajes argentinos, Alejandra Heis encuentra en cada viaje una nueva forma de mirar. Foto gentileza A.H.

Confiesa que es constante y que la base de su trabajo fotográfico es «mucha práctica, prueba y error continuo”. Lo que la atrae de la fotografía va más allá de lo técnico: “Te permite tener otra conexión con la naturaleza, congelar ese momento y ese sentimiento que conlleva. Es algo hermoso, creo yo, y es lo que más me gusta: poder retenerlo no sólo en la memoria, sino en una imagen”.

La fotografía noctura le fascina. «La cámara nos muestra eso que no podemos ver con nuestros ojos, que no están diseñados para ver en la oscuridad. Vemos las estrellas brillantes, blancas, con el cielo oscuro pero en realidad hay color y la cámara lo puede registrar. Me encanta sorprenderme con colores que no siempre son los mismos”, expresa emocionada.

¿Cualquier parte del cielo, cualquier paisaje se puede fotografiar de noche? “Se buscan cielos oscuros, en lo posible sin contaminación lumínica. En las grandes ciudades, con las luces LED blancas, es cada vez más difícil. Pero en Argentina tenemos paisajes muy vastos donde se consiguen cielos realmente oscuros”, explica.

La foto de la Vía Láctea ganadora, de Alejanra Heis: el detrás de escena


La imagen premiada por la prestigiosa publicación fue parte de un recorrido que hizo por el norte argentino en septiembre del año pasado durante unas vacaciones. “Estábamos de viaje por 14 días, era casi una noche en cada lugar, y uno de los lugares elegidos fue Salinas Grandes, en Jujuy. Había conocido la Salina del Gualicho, me había encantado, pero no había podido tomar la foto porque el viento y el frío eran extremos para mí. Y me quedé con ganas”, dice.

Alejandra fue reconocida por Capture the Atlas por esta fotografía nocturna de la Vía Láctea en Salinas Grandes, Jujuy.

“La fotografía que ves no es una sola foto», aclara, «es una panorámica compuesta de dos filas de cinco fotos. A mí me encanta abarcar lo más posible para que entre el arco de la vía láctea, que se ve como una nube de colores”. Usó un trípode para mantener la cámara totalmente quieta y hacer exposiciones cada 10, 15 o 30 segundos.

Primero fue de día al lugar para conocerlo e hizo la excursión turística a la salina. Ahí comenzó a «pensar la foto, a componerla», en la mente. Con una aplicación pudo saber exactamente dónde iba a estar el arco de la vía láctea. Entonces volvió de noche a ese punto con total oscuridad a hacer la foto que había pensado en el día. «Después, por más que uno planee, siempre hay cosas que hay que improvisar en el momento, porque no te gustó o no era lo que pensabas”. Después con un programa específico unió cada una de las tomas en una panorámica: “Foto por foto”. Como un rompecabezas.

Sobre su forma de trabajar, aclara que busca mantenerse fiel a la toma original. La cámara registra en RAW, un formato que requiere revelado, como un negativo digital. “Siempre trato de respetar lo que hay. No hago colorizaciones porque ya hay color. Esto no es una ciencia exacta, es más artístico y cada persona ve distinto», destaca, en un paisaje no podés mover nada, solo podés elegir desde dónde mirar. Yo tengo la imagen en la cabeza antes de disparar, pero después la realidad es otra. Intento que la foto se parezca lo más posible a esa idea”.

Aún le cuesta creer la distinción que recibió, ni lo esperaba. El blog es reconocido mundialmente entre fotógrafos de mucha trayectoria. «Las otras imágenes eran una locura: la Isla de Pascua, un volcán en Guatemala… y entre esas estamos nosotros con Salinas Grandes en Argentina”, se sorprende orgullosa. Cuenta que quien selecciona las fotos tiene en cuenta aspectos que van más allá de lo técnico y lugares que no son tan conocidos internacionalmente. De todas las imágenes la que más le impactó fue una captura desde la Estación Espacial MIR, que sacó un astronauta, se ve la Tierra abajo y, desde arriba, la Vía Láctea”.

La Patagonia encantadora


En su último viaje, eligió el sur. Visitó Caviahue y Copahue entre fines de abril y principios de mayo, una época desafiante pero ideal para lo que buscaba. “Todavía no subí las fotos. Me costó mucho hacer tomas nocturnas por el frío. Fui al Salto del Agrio y quedaron perfectas. Traté de recorrer lo más posible, aunque de noche no pude hacer muchas por el viento. Hice lo que pude. No me traje tantas fotos nocturnas, así que tengo que volver”.

La Vía Láctea y el Salto del Agrio en su último viaje a Neuquén. Foto gentileza A.H.

Su entusiasmo por la naturaleza es inagotable, y la Patagonia tiene un lugar especial en su corazón. “Me fascinan los paisajes, las montañas. Amo la variedad que tenemos en Argentina. La Patagonia me encanta. Elegí viajar en otoño por los colores, por el clima. Me falta mucho por recorrer, pero voy de a poco. Junto para un viaje, después para el otro, y así”.

Hermosa vista del cerro Fitz Roy, cerca de El Chaltén. Gentileza A.H.

Ya piensa en volver al norte neuquino. Tiene un objetivo claro: fotografiar Los Bolillos, una formación rocosa que considera perfecta para tomas nocturnas: “Me parece un lugar interesantísimo. Me encantaría ir. Así que tengo que juntar y cruzar los dedos para que me toque buen clima”.

Amanecer en El Chaltén. Panorámica desde el cañadon del río de las Vueltas. Foto gentileza A.H.

Y aunque su trabajo ha ganado reconocimiento, lo vive de otra manera. No quiere que se transforme en una obligación. “No me gustaría que se vuelva una obligación. No lo pienso monetizar. Lo disfruto, lo hago con pasión, y no lo puedo ver en esa línea”.

«Soy mi propia sponsor», bromea. Con su marido tienen una camioneta tipo utilitario que la transformaron en minicamper para economizar y así poder viajar dos veces al año. Él vuela un dron, así que se complementan y se divierten recorriendo paisajes maravillosos. En un rincón de la noche, ella encontró una forma de escribir con luz. Lo que ve su cámara no lo ve nadie más. Y esa mirada atenta, sensible y paciente hoy está dando vueltas por el mundo.


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